07 marzo 2012

De la Gracia a las gracias y vice-versa - Lucía Gayón

Hay una continuidad en la vida de Gracia que recuerdo que desperté a ello cuando tenía 5 años. Yo soy la mayor de la familia y mi abuelo andaba loco por mí.  Hacía cada cosa! De bebita me llevaba a la tienda y si yo señalaba cualquier juguete, él me lo compraba.  Mis padres le decían que no hiciera eso, y él respondía que era porque yo lo había señalado!  Imagínense ustedes lo consentida que estaba!

Mis abuelos  habían perdido a su hijita a los 10  meses - se llamaba Lucía - y esto los puso muy tristes.  Cuando mis padres me esperaban, los abuelos les pidieron que me pusieran el mismo nombre de su hijita.  Por eso me llamo así.  El día que nací me colocaron en una sala donde había como 50 bebés y mis abuelos inmediatamente me identificaron.  Entonces imaginarán ustedes lo que significó que naciera otra Lucía!

Bueno, a los 5 años mi abuelo me llevó al super mercado a comprar unas ricas gelatinas de colores con frutas adentro.  Eran mis favoritas.  Pero ese día yo estaba enferma, me acababa de atrapar la viruela, así que estaba yo afiebrada, baja de defensas -  mis padres aún no sabían que había yo atrapado este virus. 

Y cuando él me preguntó cuáles quería, de pronto desperté para percatarme que él siempre me daba regalos, que derrochaba todo en mi y que yo lo amaba muchísimo, no por esos regalos, sino por su Amor.  Entonces, le pedí que no me comprara las gelatinas - que ya me daba todo su Amor y que no requería darme cosas para ser feliz.

El entendió, y recuerdo que me cargó y me abrazó - respetando mi decisión - regresamos a casa muy contentos sin las famosas gelatinas, pero con una certeza mutua de Amor más allá de los regalos.

Ahí fue mi despertar a la Gracia.  Ese despertar me lleva a descubrir toda la secuencia de Gracia en mi vida - una secuencia prácticamente contínua - de cosas "apantallantes" que podrían ser vistas como milagros.  Muchos años más tarde veo esa Gracia en tantas cosas:  Familia,  amigos del alma - muchos que han pasado ya la prueba de fuego del tiempo y de la distancia.  Así como  salud, energía, trabajo, creatividad.  Y sí, también muchos, muchos milagros - felices sueños premonitorios, flashes de presencia, comunión entre los santos - refiriéndome en particular a mis abuelos y a mi papá que ya volaron, y re-encuentros de grandes amores!

Y cómo me percato de la Gracia?  Pues con la palabra más bonita de nuestro idioma:  ´GRACIAS´ cada vez que yo la digo a alguien o alguien me la dice a mi - practicamente ocurre todos los días - ahí está!

GRACIAS AMIGOS!


Lucía Gayón


Publicado por:
http://www.permanecerensuamor.com/

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