07 marzo 2012

La Gracia de Dios - Eduardo

Se trata de un momento vital muy concreto. Por ciertas dificultades en las relaciones laborales que ya tenían cierta cronicidad, decidí (aunque fue algo muy emocional en ese momento), poner fin a mi relación con la institución, criticando y reclamando lo que para mí era una injusticia evidente. Salía de la oficina en que se produjo el altercado definitorio, y entraba a mi oficina, cuando recibo una llamada que me aseguraba casi al 100% otra posibilidad de empleo. Para mí el punto no fue ni es, el pensamiento de que  Dios me facilitó otro lugar de trabajo ahorrándome el doloroso momento de desempleo. No; lo que realmente sentí es una experiencia de presencia real y concreta que me significaba algo así como "...tranquilo...aquí estoy...siempre hay nuevas salidas..."

En lo posterior, dicho nuevo empleo efectivamente se concretó, pero yo había aprendido algo sentido que fue y es más importante que cualquier materialidad resuelta o satisfecha: la confianza en el Señor, en los caminos que me permite recorrer, así duelan, porque vivo la certeza de que nunca me deja...y a veces siento que efectivamente vamos juntos.


Soy Eduardo desde la mitad del mundo: Quito, Ecuador


Publicado por:
www.permanecerensuamor.com

1 comentario:

Lucia Gayon dijo...

Querido Eduardo:
Mil gracias por tu escrito. Aquí veo dos tipos de Gracia - la que recibiste con el nuevo empleo en ese momento crucial y el despertar a que esto era Gracia de Dios!

Y yo descubro también la Gracia de Dios en tus escritos.