Comienzo a meditar percibiendo el aire que entra y sale por mi nariz,
repitiendo MARA-NATA rítmicamente, llega el pensamiento y me centro en
la respiración con más detenimiento, a medida que pasa el tiempo ese
tener contacto con mi interior, en el silencio y la intimidad con Dios
se va haciendo parte de mi y es como ir a visitar a alguien muy
apreciado, alguien en quien confiamos y esperamos escuchar cada palabra
que nos diga, porque todo tiene sentido; entonces tu cuerpo se va
acostumbrando, es importante la paciencia y la constancia. Después de
los momentos de silencio durante el día agradezco este gran regalo y lo
saboreo, siento paz, luz, hago conciencia de la presencia de Dios
siempre a mi lado, sólo necesito abrirme.María del Socorro Lopez Torres
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www.permanecerensuamor.com
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