14 abril 2014

Compulsión, obsesión, adicción y síndrome - Lucía Gayón

Compulsión, obsesión, adicción, son palabras con un significado muy parecido y que de alguna forma todos las hemos experimentado en diferentes grados.  Adicción es una palabra que cási siempre se aplica a substancias, mientras la compulsión y la obsesión se puede aplicar a otras cosas y que finalmente las 3 palabras nos llevan a lo mismo.  Es una actitud, comportamiento o hábito repetitivo manifestada en acciones que nos hacen daño.

Asi como podemos tener adicciones a substancias nocivas, la compulsión o la obsesión se puede aplicar a otras cosas.   Ejemplos:  Obsesión por la belleza personal, a "bajar de peso", compulsión por comer, obsesión por una persona, una manía.  Sabemos que es obsesión, compulsión o adicción porque sufrimos si dejamos de hacerlo. 

A veces tenemos compulsiones inocentes, que parece que no nos hacen daño, y por lo mismo, son más peligrosas porque las aceptamos como si fuera natural.  Esto nos puede pasar mucho con relación a otras personas y disfrazamos el comportamiento bajo las banderas de la preocupación, del querer estar presente siempre, del creer que somos indispensables para el otro, del pensar que si no hacemos nuestro acto de aparición, el otro nos puede tirar a la basura.  

Estos comportamientos pueden derivarse en el síndrome materno, el síndrome de la enfermera, el síndrome de banquero, el síndrome del psicólogo, el síndrome de la amistad, el síndrome de la máquina (persona que no puede parar), el síndrome del comunicólogo, el síndrome del político (que es tan importante que no atiende a los demás), el síndrome de María la perfecta  y hasta el síndrome de la santidad (no se le escapa ni un Rosario!).  Ah, desde luego, el síndrome del pecador empedernido con doctorado en culpabilidad.

La meditación cristiana es difícil porque nos obliga a parar - al menos por 30 minutos dos veces al día, y soltar nuestras amadas obsesiones.  Ojo tambien que podríamos convertir la práctica de la oración en otra obsesión y si en algún momento no podemos orar, nos razgamos las vestiduras para auto-flagelarnos.

Este primer escrito es una descripción de las obsesiones.  Continuará....



Lucía Gayón

Publicado por:
www.permanecerensuamor.com







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