La oración profunda nos conduce a la plenitud. A medida que el tiempo
pasa, cada vez menos cosas son necesarias, porque todo surge desde la
Fuente, con la cual estamos en contacto desde esa profundidad.
Descubrimos el Amor incondicional que Dios tiene por nosotros a partir
de esos momentos de oración, que se van haciendo continuos. No hace
falta nada más, sólo la oración, todo el tiempo...Blanca Valloni
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