En medio de tareas que terminar, personas a las que atender, nuevos retos y horizontes abiertos, en medio de encuentros, saludos y despedidas, programaciones, desprogramaciones, recuerdos y nostalgias, éxitos, retos y pequeñas cotidianas frustraciones en medio de un hondo deseo de amor! queremos volver a nuestra hondura en silencio, aunque a veces ni podamos percatarnos de ello.
Entonces escuchamos la llamada que nos es familiar, dentro, sin palabras. Dejamos todo y acudimos junto a la cuna improvisada que ha preparado María para su Hijo. Allí descansa un bebé. Allí soy invitada a descansar junto a Él. Y cada día que se me regala estoy buscando el primer momento, aunque sólo sea por unos minutos. Todos estáis presentes conmigo, en la Presencia que es Vida y Amor. Que se hace nuestro por los cinco sentidos corporales y nos llena de ternura para dejarnos llevar. Silencio. Maravilla. No le exijo nada, no espero nada. De su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia. Creceré junto a Él, simplemente escucho y me dejo guiar...
¡¡Feliz Navidad en el día a día!!
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