Me sentí tan bien cuando recibí esta sencilla frase: "se da en el momento de Cristo, Eduardo".
Me doy cuenta que ese es el momento que he venido anhelando desde hace tanto tiempo. Ese encuentro yo-Tú es el único en el que me siento real y auténtico, no sólo me siento sino que me sé.
Si bien es cierto que no lo puedo controlar a mi voluntad, es decir a la voluntad de mi ego, sé por fe que siempre está ahí, esperando a que yo de mi "sí", en el sentido de entrar en una "disciplina", en un proceso de silenciamiento, de focalización, de confianza, de entrada en la Serenidad, la Veracidad, La Amorosidad y finalmente... el Amor.
El momento de Cristo-Eduardo me aclara que "otros" momentos son básicamente reflejos, vivencias de espejo en los que ni me conozco en esencia, ni conozco al semejante, sino que deambulo en un juego infinito y circular de apariencias y deseos.
Por eso se me hace tan importante una disciplina, -por utilizar un término (en espera de uno mejor par mí) que no me gusta mucho porque parecería que le falta el componente de afecto profundo y libertad-, con la que pueda irme desprendiendo de mi no ser para acceder a la Verdad de mi ser, y desde allí convertirme en 'mi dosis de Dios' para el mundo y la vida.
Eduardo Noboa
Publicado por:
www.permanecerensuamor.com
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