A veces tenemos sobredosis de
palabras. En el trabajo, en casa, en la calle, en la televisión,
en las celebraciones religiosas… Está muy bien escucharlas, está muy bien
reflexionar sobre ellas… pero en el fondo, lo que anhelamos es un
Encuentro.
Me siento en silencio y
acallo mis excesos de palabras. Las palabras que traigo me han
llegado de otros, de mí misma, de mi biografía, de mis conflictos, de mi falta
de aceptación. Entonces necesito de nuevo CREER que
se da el Encuentro en el Silencio. Las palabras, tarde o temprano,
me separan de los otros, me separan de mí.
La única Palabra que me unifica es
la que Dios pronuncia para mí: "TE AMO, así como eres, amo a cada
criatura como es. Yo soy el que soy, tú eres en mí, todo es en
mí". (La paradoja es que para expresarlo de alguna forma debo poner palabras en
algo que no las tiene: el Amor, Presencia Eterna en mí, en todo lo que existe,
se encarna y nace como un niño más, viene a compartir mi vida…)
Y nace en mí la Alegría: Porque
Alguien que me ama, alguien que es el Amor en mí, ha venido a decirme quién soy
en verdad.
Con un gran abrazo y mis mejores
deseos. Nos unimos en la meditación diaria.
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