Emprender el camino de la meditación sagrada es abrir una nueva brecha
en el conjunto de tipos de oración que existen.
Hemos sido educados que la oración consiste en pedirle cosas a
Dios. Hay varias situaciones que nos
llevan a pedir:
1.
Cotidianas:
Pedir por cosas de todos los días – el alimento, la salud, el trabajo,
el bienestar de la familia, amigos y nuestra.
2. Mágicas: Pedir cosas como ganarnos la lotería, perder
10 kg en 2 horas, conseguir un príncipe azul, encontrar las llaves.
3. Manipuladoras: Oraciones en que extorsionamos a Dios y le
decimos que más vale que haga El algo y si no lo hace, hacemos algo que creemos
que pueda enojarle.
4. Condicionales: Se parecen a las manipuladoras pero en vez de
tomar venganza contra Dios, le decimos que haremos algo bueno si El cumple nuestros deseos.
5. Internacionales: Pedimos por el mundo, por las situaciones de
guerra y conflicto, por los problemas mundiales.
6. Catastróficas:
Hay un terremoto, un fuerte huracán, una amenaza y nos hincamos a orar para
pedirle a Dios que nos libre de la catástrofe.
7. Desesperadas:
Estas son cuando metemos la pata en grande y de pronto nos vemos arrinconados –
alguien nos descubre – ouuups!
Desesperadamente le pedimos a Dios que nos libre de aquel que nos cachó.
8. Robóticas:
Peticiones que ya tenemos de memoria y que cuando pedimos realmente no
significa nada para nosotros, no hay intención – lo hacemos como robots.
9. Sección
blanca del directorio telefónico: Pedimos por todas las personas que conocemos
y hacemos una lista enorme de sus nombres cuidando que no se nos olviden. A veces no sabemos qué pedir por esta gran
lista de gente, pero pedimos…
10. Sabias:
Oraciones de petición en que le pedimos a Dios por sus dones del Espíritu.
La oración de petición es muy importante cuando surge de una reflexión
profunda , por lo que podemos pedir por lo que sea , pero con conciencia, reflexión
y Amor.
La meditación cristiana es otra forma de oración en la que no pedimos –
no le pasamos a Dios nuestra lista de deseos.
Simplemente estamos y somos con El – en silencio, sin expectativas, con
la alegría de estar con El. Al meditar
guardamos silencio interior a través de la repetición de nuestra palabra
sagrada, Maranatha.
Lucía Gayón
Publicado por:
www.permanecerensuamor.com
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