Allí en el "desierto" encontramos a Dios. En el silencio, en la nada, ¡¡¡...en la "tumba vacía..."!!!
Un gran teólogo del siglo XX, Hans Urs von Balthasar, decía que muchas veces el lugar de la "ausencia" de Dios es el lugar de su más profunda "epifanía", manifestación, revelación... Creo que realmente es así.
Un abrazo enorme!
Graciela Moranchel
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