Estamos en un proceso de descubrir que ya somos ciudadanos del Reino de los Cielos. Esto no es solamente porque nos llamemos "católicos", o "cristianos". Esto creo que ocurre cuando hemos hecho el viaje al que se refiere el texto. El viaje a la tierra prometida.
Cuando nos atrevemos a montar en un burrito, o caminar así como somos, con nuestros limitados medios, descubrimos que el viaje a la tierra prometida es un viaje donde no cargamos con cosas - o algunas muy indispensables.
El viaje a la tierra prometida consiste en descubrir a Jesús en nuestra vida - tanto en el interior de nuestro corazón como en todas sus manifestaciones. Lo descubrimos en lo pequeño, en lo sencillo, en la alegría de un encuentro, en la disposición de agradecer.
Descubrir a Jesús enternece nuestro corazón y esta es la única forma de hacernos sencillos, "light", contentos de que los grandes reinos que esperamos se manifiestan en el diario vivir y observar; en el estar quietos para dejar que nuestro corazón se conmueva por su Gracia constante.
Ser ciudadano del Reino de los Cielos es poder ver con perspectiva lo que nos abre la disciplina de meditar diario. Es poder ver lo temporal de nuestros dramas y dolores; y descubrir que las sonrisas, la alegría, la bondad, se plasman en nuestro corazón para moldearlo para siempre. Reconocernos como ciudadanos del Reino de los Cielos es lo que nos pasa en el contacto de amistad que compartimos. Tenemos esa certeza, ya estamos en el Reino de los Cielos y estamos contentos! Bienaventurados...porque de ellos es el Reino de los Cielos!
Lucía Gayón
Publicado por:
http://www.permanecerensuamor.com/
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