La única manera de percibir de que siempre estamos impregnados del amor divino es practicar la oración contemplativa con regularidad y disciplina. Poco a poco, la mente y el ego se aquietan y nuestra condición de ser Uno con la Divinidad se va haciendo presente.
Esto es lo que le ocurrió a Jesús cuando dejó a Juan el Bautista.Tuvo
que enfrentarse con las mismas situaciones que nos acontecen en nuestro
camino hacia la unión profunda con la persona de Dios.Éstas experiencias
son descriptas con metáforas intensas, dramáticas. Jesús salió airoso
de ellas y a partir de entonces comenzó su obra evangélica.Y nos invita a
nosotros a transitar el mismo camino de santidad, o sea, de ser uno con
la persona de Dios
Alicia Isabel Gundín
Publicado por: www.permanecerensuamor.com
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