El silencio da miedo o sensación de soledad cuando se relaciona a cuestiones no resueltas, en esos casos la palabra es sanadora, la palabra comunica los dolores, las heridas y en el camino hacia la recuperación es imprescindible sostenerse en otro que acompañe la elaboración de las perdidas, los duelos, los abismos de cada uno. En este caso la palabra crea nuevas perspectivas de vida. A la luz de la meditación para mí el silencio tiene un significado diferente. Es el silencio que se hace lugar en nuestro espíritu para “recibir” la Palabra de Dios, lo sagrado, el amor de Jesús vivo, que ya nos habita, pero que tomamos real conciencia cuando nos detenemos a sentirlo. Si bien durante las Misas hay muchas palabras y el rezar las incluye, también hay momentos de mucho silencio y recogimiento que va creciendo en espiritualidad a medida que profundizamos en la Palabra de Dios y la entendemos desde el centro de nuestro ser…vamos meditándolas como gotas que caen y dan frutos de la tierra.
Patricia Di Marzio
Publicado por:
www.permanecerensuamor.com
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