Yo
le diría que meditar no consiste en poner la mente en blanco sino en
llenar ese vacío con la repetición mental de las silabas del mantra sin
pesar en nada, ni tan siquiera en Dios. Dice Cassian que esa repetición
saca a la mente de la distracción y la guía a la quietud “hacia la pobreza de espíritu, a renunciar a todos los pensamientos e imaginación, y, en última instancia, a renunciar al ego”(John Main).
Y
si pierdes el hilo, no te desanimes ni te impacientes, regresa al
mantra. Y si no te sale tan bien como tú quisieras, no te critiques y
vuelve a intentarlo la vez siguiente. Y así hasta llegar a la
contemplación. Y si no llegas, pues no pasa nada. Sigues repitiendo el
mantra.
Adolfo Blanco
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