Me parece que no es un camino el de la meditación a través del silencio y la simplicidad para esperar descubrimientos extraordinarios y espectaculáres en fechas trascendentales,si no más bien la clave puede estar en descubrir la maravilla de lo más sencillo,cotidiano y real y persistir una y mil veces en ello,trasladando el misterio del Amor y de la bondad a los otros,como Jesús enseño y vivió.
Quizás,la cuestión esté en que este camino no tiene fin y,a veces,nos cansamos y nos confundimos porque nos apegamos a las cosas y a las personas y esperamos recompensas continuamente,cuando la mayor de todas es estar aquí y en el camino.
Un sentido abrazo.
Eduardo Silva Martiño
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