13 junio 2012

El cuerpo - Inma Martí Seves


Me viene a la memoria un salmo que habla de los ídolos que se habían fabricado los pueblos vecinos de Israel: “Tienen ojos y no ven, tienen manos y no tocan, pies y no andan, nariz y no huelen.  Sean lo mismo los que los hacen, cuantos confían en ellos”

Cuanto más me he adentrado en el camino de la meditación me doy cuenta de que por mucho tiempo he estado viviendo así, viendo sin ver, oyendo sin oír!mis sentidos no han estado al servicio de la verdadera Vida, la vida en plenitud.  Estaba pasando por la vida más o menos de forma automática, tenía unas funciones biológicas obligatoriamente que atender, nutrición, higiene, sueño (que fue abusivamente robado por mí, en aras de otros supuestos beneficios)!por otro lado iba mi hiperactiva mente, trabajando a destajo para sacar adelante las tareas que tenía encomendadas, pero sin conectarme con lo que verdaderamente me importaba!y finalmente estaba mi SED profunda, teóricamente “bien atendida” (cristiana, ejercicios de piedad, sacramentos, posibilidad de diálogo espiritual”¦) y llamo SED a mi mundo espiritual, porque durante mucho tiempo lo estuve experimentando así, no había forma de encontrar la FUENTE, por mucho que en la teoría estaba clarísimo.  Mi ser estaba dividido, y esto es algo bastante común en la mayoría de las personas.  Quizá el darnos cuenta de ello sea un punto de inflexión para replantearnos las cosas.
Hasta que la Providencia me fue proporcionando lo que necesitaba.  Encuentros con personas que me han ido ayudando a descubrir que no “tenemos” cuerpo, sino que somos cuerpo y que por medio de él nos mostramos a los demás, así como es la ventana por donde podemos percibir cada vez de forma más clara a nuestros semejantes, la realidad! igualmente el cuerpo es quien muchas veces nos habla (y habla a los demás) de nuestro propio estado interior. ¡Cuántas veces estamos diciendo con nuestro gesto inexpresivo, nuestra mirada triste o distante, lo contrario que pronuncian nuestros labios!

Soy consciente de que hemos heredado la nefasta idea de que el cuerpo era un obstáculo para el crecimiento espiritual y por lo tanto había que despreciarlo y castigarlo como a un animal indomable.  Afortunadamente estas concepciones fueron dando paso progresivamente a otras visiones no dualistas, sino unificadoras y transpersonales. 
En algunos ámbitos puede suceder que el péndulo se vaya al lado contrario (gimnasios, hipervaloración de la estética física, etc.  Nosotros tenemos la gran suerte de poder descubrir el verdadero valor del cuerpo. 

El cuerpo es una maravilla, yo ahora cada vez lo aprecio más como el precioso aliado que nos contacta con la realidad, a mis 51 años, cuando ya estadísticamente dicen que los cuerpos están en declive y ciertamente hay más cansancio, etc sin embargo disfruto todo más físicamente, a nivel de todos los sentidos, creo poder decir con verdad que aprendo cada día a mirar, a escuchar, a saborear, a abrazar, acariciar, a sentir mis sensaciones mucho más conscientemente!y en todo ello, a AGRADECER.  Sé que decir esto es fácil cuando no existe la experiencia del dolor físico.  Tengo un recuerdo muy especial para quienes atravesáis situaciones difíciles de enfermedad, dolores crónicos!y necesitáis de una fortaleza de espíritu especial.  Desde aquí me uno a vosotros, me hago cómplice de vuestros deseos de aceptar las debilidades físicas.  Os recuerdo y me uno de todo corazón.

Con gran cariño. 






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