28 junio 2012

Semillas - Inma Martí Seves

"Él se acuesta de noche y se levanta por la mañana.  La semilla va creciendo sin que él sepa cómo" (Mc, 4, 26…)

 "Siempre tenemos confianza.  Caminamos sin verlo, guiados por la fe"  (2Cor, 5, 6…)

Todo esto es un mensaje para mí.  Un desafío a mis deseos de saber y controlar, a mi tendencia a agarrar y retener.  El Reino de Dios va germinando en lo hondo de mi tierra.  Lo único que se me pide es confianza, paciencia, saber esperar.  No entorpecer con mi orgullo,  con mis deseos de ser tenida en cuenta.  No dar cancha a eso.  No cometer injusticia a causa de eso.  "Que ningún interés por descuido mío vaya contra la justicia.  Que ningún egoísmo reduzca en mí los espacios infinitos del amor", rezaba una oración de Juan XXIII que encontré hace mucho tiempo y aprendí de memoria.

He pensado en las personas que se dedican al cultivo de la tierra.  Siembran y tienen que esperar, sin saber.  Si quisieran comprobar lo que pasa por dentro y escarbaran de nuevo la tierra después de haberla sembrado, lo destrozarían todo. 

Cada brote, al crecer, lo hace de forma diferente.  Además, hay unas condiciones externas que no se pueden evitar… el labrador sabe todo eso.  Sin embargo, vuelve a su huerta cada día.  Y disfruta cuidando sus cultivos, regándolos, quitándoles lo que estorba, viendo unos brotes y otros, gozando, esperando, temiendo, pero sin querer forzar nada.

A veces esta rutina (se acuesta de noche, y se levanta por la mañana)  se me hace costosa.  El no saber, el no ver... sólo se me pide confiar.  Desde luego, confiar en sencillez y humildad.  Siendo quien soy, abandonando una y otra vez mi tendencia a aparentar, a dar solamente una imagen hueca…  Por experiencia sé que todo esto es tarea de silencio, de dejar descansar a la mente.  De ahí nace la confianza.

Con mis mejores deseos y un saludo cariñoso. 


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