23 mayo 2012

Brisa de Dios - Lucia Gayon

He arriesgado mi vida de muchas formas - formas locas e irresponsables, como que me encanta manejar mi carro a alta velocidad; he visitado nuevos países con pocas precauciones, lo que me costó un secuestro en Paris; he aceptado  trabajos donde había gente sin escrúpulos y estuve amenazada de muerte porque no quería yo entregar a un pseudo-jefe matón una llave de una camioneta para que él se diera vida de rey, cuando la camioneta era parte del servicio de la empresa.

A los 21 años me fui a vivir a Londres y de ahí viajé como "mochilera" por varios países de Europa; viví 20 años en Montreal, zurcando nieves - lo que me hacía sentir como que estaba yo en un lugar inhóspito parecido a la luna.  Regresé a vivir a México, pero no a mi ciudad,  (sino a un lugar hermoso donde no conocía yo a nadie.

Tengo 3 hijos fabulosos - mis angelitos cuando eran niños, ahora son mis consejeros, mis aliados, mis mejores amigos.  De ellos tengo recuerdos de su infancia que me hacen llorar de la risa!  Extraño su niñez pero gozo enórmemente la dicha de una comunicación profunda con ellos. 

Dejé un trabajo super seguro y bien remunerado de Naciones Unidas pues sentía que estaba yo viviendo en una jaula de oro, donde 20 años de experiencia internacional y prestigio, me cortaban las alas para desarrollar mis talentos creativos.  Preferí mil veces trabajar "sin seguridades" y desarrollar mis talentos que quedarme estancada.  Me decía entonces "Lucía, solo tienes una vida!".

He tomado riesgos sobre mi confort, sobre mi trabajo y siempre, he estado protegida y cuidada.  La Brisa de Dios me acompaña en todo momento.  Ahora que vivo en este paraíso, que es un lugar de sueño, con una temperatura estable de 28 C todo el año (comparado a experimentar hasta 54C bajo cero en Montreal), doy gracias a Dios - pero también las doy por las  buenas congeladas...! 

En este paraíso ocurren cosas.  Un día venía yo a toda velocidad en mi carro, a una cuadra de mi casa, cuando algo me detiene pues estaba yo a punto de pasar por medio de un tiroteo.  El Señor, literalmente, movió el volante de mi carro y me desvió por otra calle.  En otra ocasión, cuando tenía 12 años y me encargaba de hacer las compras de la familia, iba yo por la calle, y pasé junto a un edificio del cuál a dos pasos míos, se desplomaba una ventana.  No tuve ni un rasguño!

En mis carreras de carro, un día en la noche, muy tarde, empecé a correr en el Periférico de la Ciudad de México - qué divertido era eso.  Cuando de pronto veo a la policía que viene detrás de mi, con sus sirenas y luces.  Pues aceleré más para que no me alcanzara - eventualmente, me alcanzaron así que les expliqué que iba yo corriendo porque "mi mamá me iba a regañar" si llegaba yo tarde y que además me daba miedo que la policía me atrapara corriendo y que efectivamente iba yo manejando a más de 150 km por hora.  Acepté mi culpa y los dos policias aceptaron acompañarme a casa, no me dieron multa ni  me metieron a la carcel - se compadecieron de mi!  Tenía 19 años.

En este hermoso lugar donde vivo, trabajo muy duro - tengo una empresa propia de mercadotecnia en internet, además administro dos condominios y 5 casas privadas, colaboro con la mercadotecnia en internet de un hotel.  Trabajo ahora haciendo estrategias creativas de mercadotencia por correo electrónico para varias empresas.  Algo similar a los mensajes del jueves, pero enfocados a empresas.  También soy representante honoraria de mi Municipio en América del Sur, organizo las giras artísticas del Coro del Colegio Nacional de la Plata y colaboro con la Sociedad Iberoameriana de Violentología como representante en México y me ocupo de la difusión por internet.

Vivo en una zona altamente sísmica - pero es tan hermoso aquí que no me importan los movimientos telúricos.  Mis colegas de Naciones Unidas en Canadá me decían que era yo una loca de venirme a vivir a un lugar donde hay temblores entonces yo les respondía que estos eran más cortos que los inviernos!

Disfruto muchísimo de vivir en un lugar así y por las tardes me gusta ir a correr a la jungla.  Un día me salió una jauría, pero de nuevo, la Brisa de Dios me hizo frenar antes de enfrentar las horribles caras de esos perros con sus dientotes.  Y simplemente me regresé.  Claro, el miedo se apoderó de mi, sentía yo la adrenalina que se me salía por la piel - pero entonces me puse a pensar que tenía que cuidarme y huir de esos perros de una forma inteligente.  Entonces cuando volteaba y los veía a los lejos, caminaba pero a la primera curva, cuando me perdían de vista, corría yo a toda velocidad. 

La Brisa de Dios siempre está ahí - tanto en estas cosas que han implicado peligro, como en miles de situaciones donde El se deja sentir en mi vida; donde El hace su trabajo sin que yo me de cuenta.  De pronto algo pasa, yo pensaba que estaba haciendo otra cosa, o que estaba yo bromeando con alguien, y de pronto algo que yo no intentaba hacer, sucede.
Parezco una gran aventurera, pero han de verme gritar si aparece un ratón - me da miedo meterme a las piscinas, soy hogareña, no me gusta ir a lugares donde hay muchos humanos - prefiero mil veces tomar un café con alguien - de uno a uno - que irme a una fiesta.  No me gusta el ruido, ni el alcohol.

He sido parte presencial de milagros - el Señor me regala sueños maravillosos, de cosas hermosas que van a pasar - sueño mucho, pero son sus sueños, sueños de Amor.

Tengo una vocación para maravillarme de esas manifestaciones de Dios - prácticamente en cada momento - donde El se manifiesta como Regalo Divino - siempre toma forma humana, siempre hay un nombre, siempre está el amigo - no sé qué hace El, pero a mis 59 años siento la primavera correr en todo momento - no puedo estar seria mucho tiempo (por eso no voy a funerales).  Tengo la certitud de su Amor y simplemente estoy contenta.

Pero no siempre es así - ocasionalmente me ocurren cosas que me hacen sufrir - pero nunca toman una perspectiva mayor a una llanta ponchada.   

Tengo una vocación de alegría y de inmensa energía - pero como todo, hay excepciones - como cuando de pronto me atrapa el cansancio - entonces me voy a correr - y recupero mi energía.  Pero a veces no resisto y me llega una migraña y así quedo como cucaracha fumigada , por un rato, una siesta  - una llanta ponchada.  Saco la de refacción.

La Brisa de Dios, suave, tibia, se siente en todo momento, es sutil, me envuelve, me protege y me impulsa.  Entonces tomo el riesgo de vivir y vivo del milagro de sus sueños - de la brisa de su Amor.


Lucía Gayón

Publicado por:
http://www.permanecerensuamor.com/

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